jueves, 16 de agosto de 2012

Carlos Delfino, el hombre sencillo de la Generación Dorada


“Yo no pido nada. Soy medio camaleón, trato de adaptarme a lo que hay y de ayudar con lo que pueda. Por ahí lo mío no luce tanto. Y está bien que así sea”.  Estas palabras reflejan perfectamente la personalidad de Carlos Delfino, todo un Campeón Olímpico. Un jugador que ha vivido en la sombra, sabedor que los flashes en la selección recaen en los veteranos Ginóbili, Scola o Nocioni, sin que ello le importara lo más mínimo.

Delfino, se define como un hombre sencillo. Amante de su Santa Fe natal (es Embajador Deportivo de la ciudad), aficionado a la pesca (donde consigue desconectar y recargar pilas), no se le caen los anillos al afirmar que todavía a su edad sigue viendo El chavo del 8.

Carlos, a sus 29 años se encuentra en uno de los momentos más dulces de su carrera. Miembro de la Generación Dorada del baloncesto Argentino, acaba de firmar por dos años con los Houston Rockets de la NBA. El alero comenzará su séptima temporada en la Liga norteamericana, en el que será su cuarto equipo tras Detroit Pistons, Toronto Raptors y Milwaukee Bucks.

Pero no todo ha sido un camino de rosas para él. Tras ser elegido en la primera ronda (puesto 25) en el Draft del año 2003 por Detroit Pistons y conseguir al año siguiente el Oro en los JJOO de Atenas, se encontró que con tan sólo 22 años se había convertido en una estrella mediática. Este ascenso precoz provocó que Delfino se relajara y su juego se resintió en exceso. Vendrían temporadas grises,  (sobretodo en Toronto y en el equipo ruso del Khimki, donde no acabó de adaptarse al frío de la ciudad) y parecía que su carrera se había estancado.

“Nunca me enloquezco, nunca. Ni cuando me va bien ni cuando juego mal. Trato de estar con los pies en el piso. Tal vez hace un tiempo, cuando estaba medio verde, me ponía triste y quería mandar todo al carajo. Fue entre los 20 y los 25. Después me acomodé y me di cuenta de algunas cosas. Y me empecé a dedicar más a lo mío”. Así respondía Delfino cuando le preguntaban por esos años donde no vimos brillar su juego.

Por suerte esa experiencia europea, unida a una mayor madurez motivó el regreso de Carlos a la NBA de la mano de Milwaukee Bucks, donde ha jugado las últimas temporadas siendo titular en la mayoría de partidos de la pasada temporada.

Delfino pretende ser una pieza angular en el nuevo proyecto que han iniciado los Houston Rockets este año y ganarse el corazón de los aficionados tejanos, tal y como hiciera su amigo y compatriota, Luis Scola.

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