Pau Gasol está triste. Esta afirmación quizás sea muy rotunda, pero es la sensación que desprende desde el inicio de la temporada en la NBA y que se ha ido agravando en estos últimos partidos.
Para entender esta situación tendremos que ir hacia atrás en el tiempo y volver al final de la temporada anterior, donde los Angeles Lakers cayeron derrotados de forma estrepitosa, ante los que a posteriori serían los campeones del anillo, los Dallas Mavericks del alemán Dirk Nowitzki.
Esta derrota en la serie, fue por la vía rápida (4 a 0) y acabó por destruir al equipo que había ganado los dos anillos anteriores. Todas las criticas de esta prematura eliminación fueron a parar al jugador español, Pau Gasol. Unas críticas injustas, puesto que no falló sólo él, sino que todo el equipo fue un desastre.
Gasol no llegó a entender esta avalancha de críticas ya que su llegada al equipo angelino había sido clave para que la franquicia fuera campeona en los años 2009 y 2010, y a la más mínima le endosaban todo el muerto. Que si es blando, que si no se lleva bien con la estrella del equipo, Kobe Bryant… Ahí ya se pudo ver por primera vez a un Pau cabizbajo, abatido y triste que tras la eliminación se marchó de vacaciones.
Después de recuperar la felicidad con la Selección Española al ganar el Campeonato de Europa, el jugador se preparó concienzudamente para llegar en plena forma al inicio de los entrenamientos con los Lakers, pero ahí se topó con la cruda realidad que él ni mucho menos esperaba.
La franquicia había decidido deshacerse de sus servicios y pasaba a ser moneda de cambio para intentar conseguir jugadores de categoría All Star como Chris Paul o Dwight Howard. Al final las negociaciones no llegaron a buen puerto y el jugador se quedó en la plantilla de los Lakers, pero el daño ya estaba hecho. Él sabia de primera mano, que ya no contaban con él y que más tarde o más temprano saldrá del equipo angelino.
Este hecho, unido a un cambio en la forma de jugar del equipo (su nuevo entrenador Mike Brown, le hace jugar más lejos del aro) ha provocado que este año sus estadísticas hayan disminuido respecto a años anteriores, aunque sus dieciseis puntos y casi diez rebotes son unas estadísticas que firmaría cualquier jugador en la liga.
Personalmente pienso que antes de que acabe esta temporada será traspasado a otro equipo y que realmente es lo mejor que le puede pasar. Su tiempo en los Lakers ya pasó, su ciclo allí ya ha acabado. Sólo esperemos que pueda ir a un equipo con aspiraciones y que éste le devuelva la sonrisa al jugador español, que ahora mismo no tiene.
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